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miércoles, 14 de octubre de 2009

La cosa va de visitas, como en el hospital Puerta del mar de Cádiz

Ahora se está volviendo a hablar sobre la necesidad de controlar las visitas en el hospital Puerta del mar y supongo que esos controles son para mejorar la estancia de los allí presentes, de los enfermos, de los profesionales y hasta de los que por allí se cuelan con los numeritos de los ciegos para vender alguno entre la multitud.

Claro está que pasa como en botica, incluso en la propia botica del hospital donde debe de haber la "hartá" de medicamentos para todos los problemas y situaciones. El control de las visitas redundará sobre todos, el que tiene que ir a ver su cuñado que está en la “quinientochentisai” solo podrá ir a esa habitación. Ya se acabó eso de, “po ya que estoy aquí, voy a ver al hijo de mi compañero, y a ver si lo saco un ratito al bar y con eso de quedar bien le saco la conviá”. No, ya si tú vas a la habitación debes de realizar la correspondiente visita y volver por el recorrido mas corto, como hacen los rocieros después de una semana de rezos, cantos bailes y hasta de polvo. Así como el hipotético caso de la madre del medico en practica de la cuarta planta, esta madre ya no podrá entrar por su cuenta y llevarle al niño el bollicao o los donetes en la hora de la merienda.

Y tienen razón el SAS con esa normativa que van a poner, pues en las habitaciones con eso de tener libertad de entrada se vivían los dos extremos. El caso de estar la mar de tranquilito el allí hospitalizado, mas aburrido que la Esteban en la biblioteca de Ambiciones ¡ummmm! ¿hay biblioteca?; merodeando los sms del móvil o releyendo las esquelas del diario. A tener una invasión en toda regla de todo tipo de gentes, que en principio nos molestan si es el caso que esos son del de “la cama de al lado”, y de los que siempre hay alguno que invade tu espacio para preguntarte ¿Y a ti que te pasa mushasho? Y suelen responder, “¡bah, eso no es ná!, de aquí a ná sales!” (el inventor de la pólvora) se sale aunque sea con los pies por delante.

Pero también algunas visitas propias pueden venir en avalanchas o en momentos inapropiados, como por ejemplo con la bandeja de comida recién entregada y aun humeante. Y ahí están diciendo, “¡ahiii que bien huele esto!, ¡el pisto en el hospital lo hacen para chuparse los dedos!, ¡que buena pinta tiene el pescado!, ¡échale sal al caldito que siempre vienen soso!….” Y mientras tu los capeas, les da la razón asentando la cabeza para ver si se callan y que no te busquen mas conversaciones para así poder de una puñetera vez matar el apetito. Siguen erre que erre dando el porculo necesario para que llegado el momento de hincarle el diente al pescado, esté mas frío que el ya “mentiendes” de la abuelita de Heidi.

Total que las visitas reguladas, eso si en el hospital. Aquí el que venga buscando " el pasodoble de los geyperman", los antiguos "alumnos del colegio Valcárcel", los "amigos de la mili del segundo del ochenta y dos", "el perro canelo", "fotos históricas", "Celestino Mutis", "el maremoto" o "la maqueta de Cádiz ", y hasta los que entran buscando un tal Jeff jardi que debe de ser un luchador de estos americanos, tienen la opción de quedarse y visitar este expositor. Y por supuesto sigue abierto, a mis dos mujeres, a los que siguen desde “mi Cádiz” de “mi carnaval”, los “gaditanos lejos de mi tierra”, de “mi bahía” a los de “mas allá de mi bahía”, “de Cofradías”, de “pinturas y fotografías” o de “mi sindicato”. Es decir, a todos los que desde cualquier rinconcito de este planeta le da por leer mis ocurrencias, mis escritos, mis reflexiones, o simplemente escuchar un poquito de mi carnaval

Cien mil visitas son muchas visitas sin pase de favor, y es algo de lo que me enorgullezco y me siento muy agradecido.

Salud y libertad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es verdad que las visitas a destiempo molestan, pero verás que con la nueva norma , seguiran procurando que las familias se queden con el enfermo de noche,los aseen, les den de comer y tengan cuidado con el gotero, así tienen que ir menos veces a atenderlos. Y seguirán haciendo contratos basura a profesionales que deben estar para todo eso. Y el acompañante, para acompañar, como debe ser.