Y dicho sea de paso debo de decir que el asesinato lo único que consigue es arrancar vidas indiscriminadamente y causar mas ira en los ciudadanos sobre los terroristas. Que es incomprensible que un país que se denomina desarrollado soporte unas actuaciones propias del medievo o de países subdesarrollados. Es inadmisible que para conseguir llegar a un cometido usen unas capuchas cobardes, cuando hoy en día en una sociedad civilizada debe de prevalecer el bienestar de los ciudadanos sean de donde sean. Y que luchen desde la democracia que es la única arma legal para conseguir metas.
Pero bueno, como ya he dicho en nuestra hemeroteca carnavalera hay muchas letras dedicadas al terrorismo, en ellas se han dicho de todo, desde consolar una victima del terrorismo hasta pedir la pena de muerte por estas cuestiones.
El autor gaditano Joaquín Quiñones en el año 1987 escribió para su comparsa “Clásicos de la música” este pasodoble sobre un asesinato a un andaluz.
Caía ya la tarde
bajo un cielo gris,
y el frío presagiaba
feliz navidad
Pero el maldito sino
quiso desmentir
la vieja tradición
que es fiesta de paz
La blanca nieve vascuence
quedó salpicada de sangre andaluza.
Maldita sea la leche
del que defiende la negra capucha.
Basta ya de asesinar
andaluces inocentes
que se están buscando el pan,
que se sienten impotentes
y en el biombo de la muerte
como carne de cañón.
Como se puede matar
en la puerta de un colegio
de un disparo por detrás,
arrancando a una criatura
de la mano a su papá
Yo no se si el pueblo vasco
apoya la idea de las metralletas,
pero resulta indignante
doscientos mil votos en las papeletas.
Es triste ser cada instante
como un patito de feria,
rogando a Dios cada día
que la puntería no lo lleve a hombro
“pa” volver a su tierra
Salud y libertad.
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