Hoy,
mejor dicho ayer tarde, entraba para ver el baloncesto en una de la muchas
cafeterías que existen en donde vivo y que rodean al Serem de San Fernando que
es una institución que ayuda a los incapacitados físicos, y tal como entro por
la zona de su terraza me veo a un amigo mío que conozco desde hace más de
veinte años.
Y
aunque no es ese amigo al que tu llamas pero en cambio si recuerdas que junto a él has
vivido momento inolvidables, el haber sido partícipe de su boda, de cervezadas
sin fin, de escaqueos moderados, de no compartir ideales cuando ambos estábamos
en la Junta de Gobierno de nuestra común Hermandad, y que esos encontronazos se
nos olvidaban tal como salíamos de las reuniones…. De tantas y tantas cosas que
en momentos puntuales ambos hemos vivido juntos.
Pues
hoy, como iba diciendo entraba en la Cafetería de El Brezo de San Fernando, y
allí me lo vi, a mi compañero, sentado pero no en una silla del bar, sentado en
una silla para minusválidos….. Me acerqué sin saber ni jota ni porqué, y me
dice ¡Hombre Paco! ¿Cómo estás?
Sin
responderle le dije (su nombre es lo de menos) Por Dios, ¿Qué te ha pasado?, me
contó la historia en la que me resume que una mala caída le partió la medula,
pero con un positivismo, supongo que inculcado tras su mala fortuna, y que tras
estos ocho meses está aprendiendo cosas
nuevas y a vivir de otra manera.
Tras
esto le di muchos ánimos, pero él insistió en “y tú Paco ¿Cómo estás?” ¡Bien,
que iba a decirle a mi compañero de un tiempo de mi vida, ojalá, pensé a posteriori, tu estuvieras
tan regular como yo!
Salud y
libertad.
1 comentario:
El mal de otros no alivia el nuestro, pero ayuda a empequeñecerlo.
Besos Paco
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