Siempre
había una algarabía, era una calle a donde una marabunta de personas eran las
que proporcionaban esos jaleos necesarios a esta calle. Calle donde los
negocios fruteriles y la lonja del pescado, tal como si una armonía ruidosa
nocturna agradable, proporcionaba a este enclave gaditano de una seguridad, de
una vecindad de unas amistades que no se si afortunada o desafortunadamente ha
perdido esta genuina calle gaditana.
Podía
ser Puerto Chico una de las calles más concurridas de la ciudad y donde más negociantes
podían haber, era una alternativa al buscavida gaditano y una proporción de
sueldos extraordinarios que tanta falta hacía por aquellos entonces como ahora
tristemente le ocurre a muchos ciudadanos
de nuestra ciudad.
Ya no
se escuchan los gritos de los trabajadores, ni los motores de los camiones de
las frutas, no se ven a los niños jugar en plena calle, ya por no haber no está
ni el puesto de chucherías. Ya todo es silencio tanto de día como de
noche, solo se rompe con el trasiego
normal dentro de la anormalidad de las personas que acuden a la plaza.
Ya no
hay ningún Jesús, ningún Jose, ni Juanito, ni Kiko, ni Méndez, ni Sema, ni
Dominguito, ni Javi Deschamps, ni Segundo, ni Nova, Juanlu, Paco chino, Chano,
Portela, el Sapo, el negro, el Fita…… solo un tal Paco Rubio que usa esa calle
simplemente como lugar de paso.
Puerto
Chico quedará como lo que es, una calle más de Cádiz, pero no es mi calle, no
es mi barrio y ni es la de mi gente.
Salud y
libertad.
2 comentarios:
Paco que preciosidad de escrito y que verdad, me ha emocionado ver a todos mis amigos del barrio, gracias,
Todavía recuerdo los olores de mi tienda de Dora, el ruido de los camiones descargando la fruta de Pacheco, el tigretón en el horno de pan dirección al plaza, y ese colegio arbolí...la calle san juan y el olor del mar mezclado con los del taller de chano, ole ese campo del sur y su gaviotas....un abrazo a todos los que tienen los mismos sentidos y olores y me quedo corto porque es para escribir un libro....
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