
A diferencia de todo buen gaditano, él no vio la luz en ningún hospital de la capital gaditana. Su nacimiento se produjo un 5 de Marzo de 1.927, en los Astilleros de Echevarrieta y Larrinaga, siendo su madrina en la ceremonia bautismal, Dª. Carmen Primo de Rivera. Su nombre de pila, Buque Escuela de la Marina Española “Juan Sebastián de Elcano”.
Sus primeros pasitos los dio, un 29 de Febrero de 1.928, (año bisiesto como el que acabamos de inaugurar), en una travesía entre Cádiz y Málaga, teniendo como pasajero de excepción, al Rey Alfonso XIII. Desde allí partió para la capital hispalense, al celebrarse por aquella fecha, la Exposición Universal.
Su primer viaje transoceánico fue la vuelta al mundo en dirección opuesta a la ruta Magallanes – Elcano. Desde entonces y nunca mejor dicho, capeando temporales, han sido 78, los cruceros de instrucción dado por este Bergantín Goleta – Buque Insignia de la Armada Española.
Pero nada de esto tendría la importancia que verdaderamente tiene, si no hubiese sido Cádiz, la que le dio la vida. Y se la dio, con su luz, con sus aguas, con sus vientos, con sus hombres, con sus Astilleros. Cádiz ha sido y será por siempre, la madre que un día vio nacer a un gaditano y que cada año, lo espera ansioso para agasajarlo a su llegada.
El próximo sábado día 12 de Enero de 2.008, el “Juan Sebastián de Elcano”, volverá a partir en su 79 crucero de instrucción, desde el puerto que le vio nacer. Y desde allí, se volverán a repetir como cada año, esas emotivas escenas de la despedida de una madre a su hijo. Pero Cádiz volverá como siempre, a despedirlo con la bendición de la “Galeona” y con sus atalayas blancas y relucientes que se asoman presurosas al Atlántico para ver desplegar desde la Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus, su velamen blanco inmaculado como si de un pañuelo alzado al viento se tratase, a la hora de decir adiós.
Y nuevamente se repetirán, esas estampas gaditanas de ver al Velero Bergantín acompañado de centenares de “familiares” a su alrededor, que acompañarán su caminar hasta que se vaya perdiendo por el horizonte. De nuevo, las carreras para llegar desde el puerto gaditano, hasta “la punta de San Felipe”, para ver “in situ”, su veintena de velas acariciadas por uno de los dos novios de Cádiz. De nuevo, la ilusión desde la Alameda de Apodaca, de verlo pasar junto al faro de “las puercas”. Y de nuevo, todo Cádiz se posará en la barandilla de nuestra querida Caleta, para ver como poco a poco la imagen de ese gran gaditano, se pierde lentamente mientras el recuerdo, la nostalgia y el olor a mar, hacen mella en los latidos de nuestros corazones.
Si Cádiz tiene más de 3.000 años, ¿cómo va a ser posible que el “Juan Sebastián de Elcano” esté viejo o chocheando? Mientras Cádiz exista, por siempre le seguiremos recibiendo y por siempre, le seguiremos queriendo.
Como diría una madre, buen viaje y no tardes en regresar.
.-
Fdo. Pedro Bueno Cruces
.-
A la memoria de Pepe, Hermano de la compañera comentarista de este blog "oriental"
.-