A zapatillazos que te crió

A todos y mas de una vez seguro que nos han entrado unas ganas inmensas de dar un zapatillazo a mas de uno, ¿Quién no ha pensado mas de una vez en darle un babuchazo en la cara a alguien? Mi propia madre, cuando la correteaba por el inmenso pasillo de nuestra casa después de una “trastá”, y como no podía darme caza, terminaba por tirarme la zapatilla a ver si me daba, y casi siempre mis reflejos me hacían esquivar y que hiciera un pleno. Siempre acababa igual, ¡devuélveme la zapatilla! ¡Si! Le decía yo sin intención de devolversela, para que me la tires otra vez.

La zapatilla ha sido el arma de la impotencia, de no poder más y decir con esto mismo te arrío y por lo menos te dejo el cuarenta y cuatro marcado en la cara, porque a parte de eso poco más se iba a conseguir.

Que lástima de mala puntería del ciudadano iraquí, que lástima de no haber estampado un zapato en la misma cara del Busch y en la misma cara de todo el mundo, ¡que lástima!, pero bueno si ellos no han escatimado en tirar bombas contra vuestro pueblo y en vuestro propio pueblo, una buena forma de echarlos o acompañarlos hasta que se vayan es esta, se ponéis un pañuelo y a tirarle zapatillazos, y a ver si bautizamos esta forma de guerrilla pacifica, como la “inzapatillada”.

Sabes compañero, tenías que haberte adelantado a los acontecimientos, y haberte ido con tus zapatos a Las Azores, tirar en el momento de la famosa fotito que a lo mejor Busch y Blair se libran, pero seguro que a alguien le hubieras endiñado pues siempre hay un tonto que no se escapa.

Salud y libertad