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viernes, 25 de septiembre de 2009

La muerte de Paquirri, según las coplas de el carnaval de Cádiz.

Yo aunque me posiciono en contra de la tauromaquia, quiero escribir algo sobre ello, aunque concretamente sobre la muerte del torero, pero todo desde el respeto y ciñéndome solo a como recuerdo esa cogida y esa muerte gracias al carnaval.

El carnaval como ya sabemos y ya se ha dicho es una enciclopedia a donde se guardan muchos temas en los que estos son calificados de diferentes formas, todo bajo la opinión subjetiva del individuo que plasma una opinión para que sencillamente se cante.

Pues la muerte de Paquirri no iba a ser menos, se cantaron algunas letrillas alusivas pero yo voy a repescar dos, la primera, hablo del año 1985, de la comparsa Hombres azules de Quiñones y Pepe Martínez.

El pasodoble alusivo que escribió Joaquín Quiñones, quizás fuera el mas emotivo el que supo transmitir mas sobre la muerte del torero, consiguió dar una visión para nada exagerada de la vida e inicios del torero, para recordar su agonía en la enfermería y acabar el pasodoble recordando que al morir este torero murió un gaditano.

Como curiosidad, yo tuve la suerte de escuchar esta agrupación en un ensayo general en la Peña Paco Alba de Cádiz, y fue tan impactante este pasodoble para el publico y aficionados que estábamos allí, que tuvieron que cantarlo otra vez.
El pasodoble es el siguiente:
Con la misma honra y ganas locas
de un chaval que va a empezar
se jugó la vida “toas” las tardes
una figura “consagrá”'.

Más “corná”' da el hambre
y él con sangre consiguió una posición,
desafiando a muerte en los alberos
cuando lo tenía “tó”'.

¡Ay!, el maldito sino, que injusto fue.
Ya la peineta y el mantón,
en las barreras, no serán testigos de su valor.

Con un pie en el cielo tuvo huevos “pa” decir a su alrededor:
Son dos puñaladas las que llevo, en sus manos estoy doctor.

Dame un poco de agua y tranquilos, que me llamen a Isabel.
Y entre Pozoblanco y la Sultana un gaditano se fue.


Y el siguiente pasodoble fue el que realizó ese mismo año Antoñito Martín para la comparsa Entre rejas, en el cual compara que su muerte es tan trágica como la de cualquier obrero. Habla de que en este país hasta que no ocurren las tragedias no se les ponen remedio en alusión a la nula asistencia médica que padecía la enfermería de la plaza de toros donde fue corneado, y termina diciendo que se le dieron muchos honores a su costa y mientras tanto en su pueblo natal siguen muriendo marineros en la mar.

Me ha dolido tu muerte torero
como a cualquiera con sentimiento,
igual que cuando muere un obrero
que busca trabajando su sustento.

Me ha dolido la penosa estampa
de esos hijos y de esa mujer,
como cuando en otras circunstancia
de muchísimos pueblos de España
igual cuadro se ve

Y ese triste abandono
con que ocurre todo en este país,
donde “na” se remedia
mientras la tragedia no legue a su fin.


Y duele que unos hombres
negocien con tu nombre
como lobos hambrientos
lamiendo tu hería.

Y se cubran de galones
haciéndote los honores
que no te hicieron en vida.

Y duele que en tu pueblo
un inmortal recuerdo
alcen en tu memoria.

Mientras sus pescadores
la mar se los carcome
y mueren con más pena que gloria.





Salud y libertad

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con Entre rejas tuve un atrevimiento.

Entre rejas... Buena música de pasodoble y buenas letras, aunque la letra "Yo recuerdo cuando era un chiquillo" me gusta más que esta sobre Paquirri.

Pernu dijo...

El de Hombres azules es brutal, las cosas que pasan por solo tener un final de tres que se quedan fuera cositas asi. Eso y sumado que Quiñones cuando va de moro na de ná pues cajonazo. Paco mas post de Carnaval por favor.

Marisa Pérez Muñoz dijo...

Buenos pasodobles, no se cual decirte que me gusta más.

Ya son venticinco años que se fue Paquirri y además de no dejarle descansar en paz cada 26 de septiembre, desde que están estos "programos" de corazón, que se han dedicado a desenterrar su vida y sus "miserias".

Cuando muere el hombre nace el mito, pero a este "mito" se le ha perdido tanto el respeto que cada vez que se habla de él, deja de serlo.
En cambio, a esos trabajadores que quizás murieron con mucha más pena que gloria, su familia les recuerda con el cariño que merecieron olvidando sus miserias si las tuvieron y siendo desde su muerte merecedores de los mejores sentimientos y recuerdos.

Un abrazo a todas las familias que recuerdan a sus muertos con respeto y no dejan manipular sus sentimientos por un puñado de monedas.

Un abrazo.

Marisa