Para leer esto lo primero que debemos pensar si verdaderamente existe la magia, y no es otra que la magia más bonita del mundo mundial. ¿Existió Artabán? Si creemos que existió el Niño Dios, ¿porque no podemos pensar que existiera un cuarto Rey Mago?.
Dice la leyenda que Artabán era el cuarto Rey que no llegó a la cita. Debía de entregar tres piedras preciosas al Niño Jesús para que fuese el cuarto presente, o sea oro, incienso, mirra y diamantes. Según se dice los cuatro Reyes acondicionaron previamente a la anunciación un punto de encuentro, y así ocurrió, lo que pasó es que el cuarto no llegó ni a la hora ni el día señalado.
Dicen que mientras se dirigía a su destino se encontró moribunda a una señora que moría en la más escrupulosa penosidad. Este se detuvo en su camino y la arropó dándole cura a una de sus enfermedades, para que siguiera su camino en vida tuvo a bien de dar a esta enferma señora uno de los tres diamantes para que pagara medicamentos y ayudas. Prosiguió su caminar a sabiendas que esto le llevó un retraso de mas de tres días, por consiguiente le iba a retrasar su llegada a la cita con los Reyes, así como a la entrega de presentes al Niño Jesús, como así fue.
Los tres Reyes sabiendo que Artabán era un autentico “juancojones” decidieron tras la espera seguir hasta Belén y así entregar los regalos al Niño así como adorarlo.
La leyenda continúa comentando que el cuarto Rey llegó un 28 de diciembre en plena matanza de los inocentes. Al saber que ya no estaban ni José, ni María ni el Niño preguntó a diestro y siniestro a donde habían marchado. Nadie quería responder, hasta que puso como pago otro diamante a quien le dijera a donde se habían ido. Y así ocurrió
Y siguió buscando en Egipto, todos los días seguía el rastro de Jesús para darle el único presente que le quedaba, así hasta que un señor le dijo…..¿quieres saber a donde está tu niño? ¡Si! Respondió, pues me tienes que pagar algo, y le entrego su último presente que le quedaba. Este le dijo, han llegado noticias que en Jerusalén un hijo de Belén ha entrado en olor de multitudes y se proclama Hijo de Dios.
Y se marchó hacia Jerusalén…. Pero llegó un Viernes santo. Dice que cuando se postró ante Jesús moribundo en su cruz, este le dijo. –Se que has estado media vida buscándome, y ahora es cuando me encuentras. Se que tenías tres piedras, las cuales aunque no la halla disfrutado, si las he recibido. Artabán tu final es mi principio.
El Rey Artabán cuando vio y escuchó a Jesucristo, comenzó a rezar llorando, y a este llanto luego llamaron saeta.
Salud y libertad
Dice la leyenda que Artabán era el cuarto Rey que no llegó a la cita. Debía de entregar tres piedras preciosas al Niño Jesús para que fuese el cuarto presente, o sea oro, incienso, mirra y diamantes. Según se dice los cuatro Reyes acondicionaron previamente a la anunciación un punto de encuentro, y así ocurrió, lo que pasó es que el cuarto no llegó ni a la hora ni el día señalado.
Dicen que mientras se dirigía a su destino se encontró moribunda a una señora que moría en la más escrupulosa penosidad. Este se detuvo en su camino y la arropó dándole cura a una de sus enfermedades, para que siguiera su camino en vida tuvo a bien de dar a esta enferma señora uno de los tres diamantes para que pagara medicamentos y ayudas. Prosiguió su caminar a sabiendas que esto le llevó un retraso de mas de tres días, por consiguiente le iba a retrasar su llegada a la cita con los Reyes, así como a la entrega de presentes al Niño Jesús, como así fue.
Los tres Reyes sabiendo que Artabán era un autentico “juancojones” decidieron tras la espera seguir hasta Belén y así entregar los regalos al Niño así como adorarlo.
La leyenda continúa comentando que el cuarto Rey llegó un 28 de diciembre en plena matanza de los inocentes. Al saber que ya no estaban ni José, ni María ni el Niño preguntó a diestro y siniestro a donde habían marchado. Nadie quería responder, hasta que puso como pago otro diamante a quien le dijera a donde se habían ido. Y así ocurrió
Y siguió buscando en Egipto, todos los días seguía el rastro de Jesús para darle el único presente que le quedaba, así hasta que un señor le dijo…..¿quieres saber a donde está tu niño? ¡Si! Respondió, pues me tienes que pagar algo, y le entrego su último presente que le quedaba. Este le dijo, han llegado noticias que en Jerusalén un hijo de Belén ha entrado en olor de multitudes y se proclama Hijo de Dios.
Y se marchó hacia Jerusalén…. Pero llegó un Viernes santo. Dice que cuando se postró ante Jesús moribundo en su cruz, este le dijo. –Se que has estado media vida buscándome, y ahora es cuando me encuentras. Se que tenías tres piedras, las cuales aunque no la halla disfrutado, si las he recibido. Artabán tu final es mi principio.
El Rey Artabán cuando vio y escuchó a Jesucristo, comenzó a rezar llorando, y a este llanto luego llamaron saeta.
Salud y libertad
2 comentarios:
Paco, ¡¡¡ que leyenda más bonica!!! nunca la habia escuchado.Por un momento he pensado que el ultimo diamante se lo iba a dar a San Jose para que montara la carpinteria ja ja ja, pero me gusta más tu final. Mu bonico, si señor.
Pura literatura, señor Jardi. Ah! y creo que la magia existe...al menos eso me ha dicho un pajarito.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario