Siempre han existido esos códigos de respeto y conductas entre bandas, las mismas que cada una actuaban bien por zonas, bien por afinidad política, religiosa, cercanías o razas, etc. Entre ellas se respetaban tanto que ni le importaban los modus operandis, ni quienes las padecían.
Sabían cada movimiento que realizaban sus rivales pues para ello tenían sus propios infiltrados o topos, ofrecían solo una estabilidad o una protección general a cambio de una determinada aportación o favor interesante.
No invadían los terrenos ajenos para evitar enfrentamientos, si a la zona llegaban nuevos inquilinos el que lograse su protección era el vencedor diplomático de sus ganancias, no pisoteaban el trabajo ajeno y con ello no se verían pisoteado a su vez.
Esas mafias son las que manejaban la ciudad, el barrio, incluso hasta el propio país. El lema, vive y deja vivir y no te metas en donde no te llaman.
Ahora las mafias invadidas por la envidia se han metido cada uno en el trabajo del otro, han querido auto magnificarse uno contra el otro tachándose mutuamente de ladrones ¿que curioso?. Las mafias siguen existiendo aunque vayan vestidos con chaqué y asistan a los más grandes eventos sociales del país.
Y lo peor de esto que cada banda aun se cree mejor que la otra, y se autodenominan honrados cuando son iguales. Y gracias a que se están aireando las miserias y espulgando a cada perro ya vemos que estas tienen hasta siglas y que en ellas existen los llamados cegados a base de cortinas de humos o simplemente usando la técnica “Cesariana” del pan y circo.
El remate es que son los dueños de la comunidad y cuentan con su total apoyo, aunque hayan sido saqueados por estos.
Salud y libertad
Sabían cada movimiento que realizaban sus rivales pues para ello tenían sus propios infiltrados o topos, ofrecían solo una estabilidad o una protección general a cambio de una determinada aportación o favor interesante.
No invadían los terrenos ajenos para evitar enfrentamientos, si a la zona llegaban nuevos inquilinos el que lograse su protección era el vencedor diplomático de sus ganancias, no pisoteaban el trabajo ajeno y con ello no se verían pisoteado a su vez.
Esas mafias son las que manejaban la ciudad, el barrio, incluso hasta el propio país. El lema, vive y deja vivir y no te metas en donde no te llaman.
Ahora las mafias invadidas por la envidia se han metido cada uno en el trabajo del otro, han querido auto magnificarse uno contra el otro tachándose mutuamente de ladrones ¿que curioso?. Las mafias siguen existiendo aunque vayan vestidos con chaqué y asistan a los más grandes eventos sociales del país.
Y lo peor de esto que cada banda aun se cree mejor que la otra, y se autodenominan honrados cuando son iguales. Y gracias a que se están aireando las miserias y espulgando a cada perro ya vemos que estas tienen hasta siglas y que en ellas existen los llamados cegados a base de cortinas de humos o simplemente usando la técnica “Cesariana” del pan y circo.
El remate es que son los dueños de la comunidad y cuentan con su total apoyo, aunque hayan sido saqueados por estos.
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