Recuerdo esas noches carnavaleras que yo disfrutaba en mis jóvenes veranos. Noches que comenzaban a cierta hora de la tarde una vez duchado y acicalados para la ocasión, con las latas de refrescos en la mochila junto a los bocadillos, pues las noches eran largas y continuas, y sobre todo con unas enormes ganas de oír y disfrutar con el carnaval.
Han sido numerosas las veces que he estado en este auditorio, he escuchado numerosos artistas de renombres pero sobre todo de carnaval, antes para mi la música estaba solo fijada en temillas carnavaleros y si me sabía alguna canción de la época era porque la cantaban en un popurrí de una determinada agrupación.
En las noches del Pemán he disfrutado tanto como si fuera en el teatro Falla, quizás hasta se me han puesto más veces los pelitos de punta al oír alguna regresión de repertorios, de verdaderos pasodobles añejos cantados años después y me he reído con cupleces a carcajada, como si hubiera sido la primera vez que los oyera.
En esas noches se me viene a la mente chirigotas como El gato andaluz y los ratones coloraos o los Príncipes encantados, oír en una misma noche a Entre rejas y Los Braceros de los pueblos, recuerdo a Los Cubatas, o terminar una noche sobre las ocho de la mañana comiendo bocadillos lanzado desde el mismo escenario, por y si mi memoria no me falla, por la chirigota Las momias de güete pa guá los niños.
El Pemán en carnaval era el referente veraniego carnavalesco para carnavaleros en el mejor de los marcos gaditanos y en la ciudad carnavalera por antonomasia. El teatro unía las ganas de volver a escuchar agrupaciones junto con los veraneantes que aprovechaba que cantaban tales chirigotas para escucharlas in situ.
El Pemán actual o el auditorio que lo sustituya si lo derriban, debe de seguir siendo referente carnavalero como lo es nuestra ciudad, pero no solamente de Cádiz si no de Andalucía en general. En él deben de organizarse el mejor de los espectáculos carnavaleros y reunir delante de la bahía de Cádiz las mejores agrupaciones, los mejores grupos y las mejores antologías. Para que independientemente de que no es febrero, Cádiz, aunque algunos lo vean como jartible, disfruta del buen carnaval todo el año.
Salud y libertad
Han sido numerosas las veces que he estado en este auditorio, he escuchado numerosos artistas de renombres pero sobre todo de carnaval, antes para mi la música estaba solo fijada en temillas carnavaleros y si me sabía alguna canción de la época era porque la cantaban en un popurrí de una determinada agrupación.
En las noches del Pemán he disfrutado tanto como si fuera en el teatro Falla, quizás hasta se me han puesto más veces los pelitos de punta al oír alguna regresión de repertorios, de verdaderos pasodobles añejos cantados años después y me he reído con cupleces a carcajada, como si hubiera sido la primera vez que los oyera.
En esas noches se me viene a la mente chirigotas como El gato andaluz y los ratones coloraos o los Príncipes encantados, oír en una misma noche a Entre rejas y Los Braceros de los pueblos, recuerdo a Los Cubatas, o terminar una noche sobre las ocho de la mañana comiendo bocadillos lanzado desde el mismo escenario, por y si mi memoria no me falla, por la chirigota Las momias de güete pa guá los niños.
El Pemán en carnaval era el referente veraniego carnavalesco para carnavaleros en el mejor de los marcos gaditanos y en la ciudad carnavalera por antonomasia. El teatro unía las ganas de volver a escuchar agrupaciones junto con los veraneantes que aprovechaba que cantaban tales chirigotas para escucharlas in situ.
El Pemán actual o el auditorio que lo sustituya si lo derriban, debe de seguir siendo referente carnavalero como lo es nuestra ciudad, pero no solamente de Cádiz si no de Andalucía en general. En él deben de organizarse el mejor de los espectáculos carnavaleros y reunir delante de la bahía de Cádiz las mejores agrupaciones, los mejores grupos y las mejores antologías. Para que independientemente de que no es febrero, Cádiz, aunque algunos lo vean como jartible, disfruta del buen carnaval todo el año.
Salud y libertad
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1 comentario:
Efectivamente, fueron "Las momias". Fue en la "I Velada carnavalesca Me Río de Janeiro". La comisión de la Directiva de la Asociación de Autores que se encargó de buscar comida y bebida para las agrupaciones trabajó muy bien y consiguió una cantidad de bocadillos fuera de lo normal. Cuando estaba actuando la chirigota, que era la última actuación, se me ocurrió subir un saco de bocadillos al escenario para que ellos lo repartieran entre el público; porque me revienta tirar comida a la basura. Mi cuñado Salvi fue el primero en tirar uno; pero el que lo cogió, en lugar de comérselo lo devolvió tirándolo a su vez. Aquello fue in crescendo y no hubo manera de parar la guerra de bocadillos que se armó allí. Todo quedó en una divertida broma, pero mi suegro (a la sazón, presidente de la Asociación)no sólo no se divirtió, sino que nos llamó la atención (sobre todo a mí)porque decía que no había derecho que se tirara la comida de ese modo cuando se podía haber llevado a algún centro benéfico; y a Antonio Muñoz, que era el que había regalado toda aquella comida (la verdad es que estuvo muy generoso), le sentó aun peor.
Una anécdota de la que se han cumplido ahora 24 años (no 25).
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