Denoto
en Cádiz, y espero que nadie se me de por aludido, un cierto aire de cambio,
rancio por cierto, que nos envuelve o nos quiere desenvolver de lo que es
nuestra esencia de por si. Esencia que siempre ha sido marcada por todas las adversidades
a las que nos hemos visto sometidos desde allende de los tiempos, pues el
gaditano siempre desde finales del siglo XIX vive en una profunda crisis
industrial desde los astilleros de Echevarrieta, hasta hoy mismo con la fábrica
de tabaco, pasando por la general Motors, o la Ford.
Y en
Cádiz pese a ello nunca perdía la sonrisa, es intrínseca de nuestra forma de
ser afortunadamente por cierto, y nuestras penas las ahogábamos con unos
cantencitos, pues como dice el tema de Manolo García, “El que canta su mal
espanta” y cantar, Cádiz es the singing city por naturaleza.
Pero no
gustaba en una época que Cádiz cantara por cantar, le gustaban a los fascitas
de entonces que le cantaran solo a ellos, pues consideraban a los gaditanos sus
fieles servidores, y le gustaban ir regodeados por medallas en la solapas o bastones
de mando a ver a artista gaditanos e incluso contratarlos en sus propias
fiestas particulares, como bien se sabe de las peripecias escritas de Bení o
Pericón entre otros múltiples gaditanos,
Al
morir el dictador el panorama musical español se echó a la calle, jarto de
sufrir la tijera de la censura y comenzaron sus canciones protestas, hicieron
de ellas una forma de llamar la atención, y lo consiguieron, muchos niños aprendíamos
con ellos que había una palabra que se llamaba libertad y que iba más para allá
de las pretensiones de un reo, aunque fuéramos presos de una política.
Y la
música cambió de bando, ahora la música es el arma del pueblo, bendita por
cierto, pues esa arma no hiere como las armas del poder, y son las que usamos
mucho los gaditanos, pues, pese a quien le pese, tal como dijo Diego Caraballo,
“Yo te lo digo cantando”, y así los gaditanos los hacemos y lo haremos, porque
siempre lo hemos hecho y siempre lo vamos a hacer
Y si
ahora los pijosflautas, especie que intenta arengar una categoría superior, una
pamplina para ellos, se avergüenza de que el gaditano cante, que el gaditanos
sea como sea, y me apresuro a decir se avergüenza de sus orígenes, o acaban de
arribar a este puerto o son de Checoslovaquia, porque otro razonamiento a mi no
me entra.
Para
terminar y como va la cosa de mítines si en el vuestro la música la hacéis como
se hacia antiguamente en la que los
artistas iban a vuestras fiestas privadas de medallas, galones y bastones, allá
ustedes que no sabéis disfrutar de una fiesta si no es pagando, y si mi alcalde
se canta un pasodoble de carnaval en una fiesta en Cádiz, es porque el es de
Cádiz, sabe de Cádiz lo hace en Cádiz y encima sabe cantar
Salud y
libertad
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