Cádiz, simplemente Cádiz

Hoy quiero hablar de mi Cádiz, de mi tierra, de mi vida. Hoy quisiera desgranar lo que puedo sentir por ella y por su belleza.

Pero no quiero enseñar bajo unos párrafos que es una ciudad chiquita y vieja, que vive entre aguas y vientos o que refugia a todo el que quiera ampararse en su cueva. Ni siquiera decir que es una ciudad luminosa que alguien osó una vez denominarla “salada claridad” Un trozo de agua que delimita el océano en una bahía, o una ciudad amurallada que tiene unas puertas para que todos la atraviesen. Una ciudad cuya frontera delimita con la opresión y que viniendo desde afuera en ves de decirnos Bienvenidos a Cádiz, nos indica “Bienvenido a la Ciudad de la libertad”.

Hoy no quiero que veáis a Cádiz a través de la Alameda Apodaca, o de la Caleta o del Carnaval. Cádiz es Cádiz y bajo su presencia hemos nacido los gaditanos.

Cádiz no sonríe, Cádiz es una amalgama de alegría. Cádiz no es soberbia, simplemente sabe que Cádiz solo hay una. Cádiz sabe de sus dones y sus virtudes, pero a su vez es vocera de sus problemas y los aclama a los cuatro vientos.

Cádiz tiene vejez y juventud, tiene luz y oscuridad, tiene vientos y calma………..tiene gaditanos de nacimiento y gaditanos de sentimientos.

Cádiz y tal como dijo Michelangelo de su Moisés, es la obra que se oculta dentro de la piedra, es el trabajo del orfebre o simplemente es la culminación de los Dioses.

Cádiz es solo Cádiz, es la ciudad que yo quiero, es mi ciudad, es mi tierra…………..Cádiz es mi vida y ojala sea testigo de mi muerte.

Salud y libertad