El primer partido de futbol en el que salí fuera de Cádiz, concretamente de Juez de Línea fue en Torrecera, un núcleo urbano que pertenece al municipio de Jerez. Todo indicaba que de ese partido no se me iba a olvidar, y vaya si me acuerdo.
El árbitro era uno de esos malillos, de edad madura para ser arbitro de regional, y la verdad, todos decíamos que de pequeño se había caído de un guindo, vamos que tenía un chinazo. El otro Juez de Línea era otro compañero algo mayor que yo la hartá de buena gente, o estaba en la mili aun o ya se había reenganchado, vamos un tío buena gente, Y yo un pibe con quince años novatillo, pero con ganas de sacar adelante el partido.
Mis compañeros me decían que estuviera tranquilo que al ser yo el novato cogería la banda del equipo visitante, y con ello me quitaba mucha responsabilidad con el publico por razones obvias, pero todo iba a cambiar, comienzo.
Cuando llego al lugar a donde había quedado con el arbitro para irnos hacia el pueblo me dice que quien nos iba a llevar a Torrecera no ha podido, por lo que tendremos que coger un taxi y que como el dinero que pagan con el kilometraje no llega para pagar la minuta, tendremos que poner el resto entre los tres de nuestros emolumentos.
Y que el otro Juez de Línea no venía y que habían llamado a otro, ¿y quien era el otro? mi colega el Deschamps, que también se había hecho arbitro como yo. Pues allí íbamos yo con quince años, mi colega con catorce, un tío con un chinazo en "to" lo alto, los tres en un taxi, a un pueblo que ni sabía que existía a esperar como nos trataban los señores rurales.
Llegamos al pueblo y nos salimos del taxi para adentrarnos en el campo de futbol, mientras que el árbitro charla le da la mochila, una de estas de skay con una sola asa y que debía de poner Montreal 74 ll Deschamps y este se pone a jugar con ella haciendo piruetas, hasta que se le cae al suelo. Total el árbitro no se da cuenta, le da su mochila y nos vamos para el vestuario.
El campo era de albero normal para aquella época, peor era el complejo y estaba en la capital. Y cuando el arbitro se dispone a sacar de la mochila las actas, que se hacían por cuautriplicado para encabezarlas y posteriormente rellenarlas, se da cuenta que algo se había derramado. ¡El champú! Se había roto el champú y estaba todo pringado, y como no, las cuatro hojas del acta, inservibles. Mi colega y yo nos miramos, y se nos vino a la mente el pellejazo de la mochila, bien empezábamos.
El delegado pensó en buscar un acta antiguo, borrarlo como pudiera y hacer una copia, total para que iba a hacer cuatro copias si los papeles de carboncillo estaba también manchados. Pero claro hay que ponerse en orden, era Domingo, posiblemente las cuatro de la tarde, y el año 1983, ¿Quién podía tener una fotocopiadora y que estuviera abierto? ¿El Ayuntamiento? Pues eso hicieron buscaron a alguien que le abriera la oficina municipal y allí hicieron la copia que quedó como un churro, pero por lo menos valía.
Comienza el partido y ya se me acabó la prebenda de ser el más novato y coger la delantera visitante, del tirón la local, pero ya eso después de todo como estaba ocurriendo, ya era lo de menos, que salga el sol por Antequera. .
Al poco tiempo mi colega con una peculiar forma de señalar los “orsais” con las rodillas casi flexionadas y pareciendo que iba a poner una banderilla anula una acción de ataque a los visitantes que acaba en gol, del tirón yo veo como los jugadores visitantes le hacen una seña con la palma de la mano esta mirando al cielo y moviéndose de un lado a otro mientras le decía ¡No te vamos dar ná como sigas así!.
Al poco tiempo un contraataque local, el arbitro en el centro del campo, un tiro desde fuera del área bate al portero da en el larguero entra en la portería, bota dentro pero se sale. Yo que lo veo salgo corriendo hacia el centro del campo marcando gol y el árbitro que hace lo propio, pita gol. De pronto los jugadores se arremolinan ante mi, supongo que diciéndome de todo, yo allí mas desamparado que Costas por el partido, el árbitro que me miraba y me pregunta ¿Pérez ha sido Gol?, ¡¡coñooooo!!, que hacía yo en el centro del campo, ¡¡si pisha si!!, a todo esto aun mas encabritados los Gastoreños, hasta que siguió el partido, pero ni recuerdo como se fueron los jugadores de mi vera, ni nada de nada.
Ya todo se me miraba con lupa y los jugadores las miraditas que me echaban eran cuchillos, pero se fue calmando todo, no recuerdo el resultado, lo que si se es que, la ley de Murphy no la tuvo toda consigo, al final lo sigo contando, tenía todo lo posible para que saliese mal, pero al final salimos ilesos y sin la agresión que ya daba yo por hecho.
Pero esa prueba de fuego me valió para saber que el futbol era cosas de gente mayor, y hoy en día no se, pero en aquellos tiempos habían un buen numero de jugadores que dejaban los domingos el azadón u otras cuestiones, para distraerse dándole patadas a un balón. Aunque también se iba a campos más “seguros” como es el caso de la fotografía, que se trata del municipal de La Línea, partido Rvo. Linense, San Roque, el arbitro el ya fallecido Pérez Chamorro y el otro Juez de línea, Navarro Guzmán
Salud y libertad
El árbitro era uno de esos malillos, de edad madura para ser arbitro de regional, y la verdad, todos decíamos que de pequeño se había caído de un guindo, vamos que tenía un chinazo. El otro Juez de Línea era otro compañero algo mayor que yo la hartá de buena gente, o estaba en la mili aun o ya se había reenganchado, vamos un tío buena gente, Y yo un pibe con quince años novatillo, pero con ganas de sacar adelante el partido.
Mis compañeros me decían que estuviera tranquilo que al ser yo el novato cogería la banda del equipo visitante, y con ello me quitaba mucha responsabilidad con el publico por razones obvias, pero todo iba a cambiar, comienzo.
Cuando llego al lugar a donde había quedado con el arbitro para irnos hacia el pueblo me dice que quien nos iba a llevar a Torrecera no ha podido, por lo que tendremos que coger un taxi y que como el dinero que pagan con el kilometraje no llega para pagar la minuta, tendremos que poner el resto entre los tres de nuestros emolumentos.
Y que el otro Juez de Línea no venía y que habían llamado a otro, ¿y quien era el otro? mi colega el Deschamps, que también se había hecho arbitro como yo. Pues allí íbamos yo con quince años, mi colega con catorce, un tío con un chinazo en "to" lo alto, los tres en un taxi, a un pueblo que ni sabía que existía a esperar como nos trataban los señores rurales.
Llegamos al pueblo y nos salimos del taxi para adentrarnos en el campo de futbol, mientras que el árbitro charla le da la mochila, una de estas de skay con una sola asa y que debía de poner Montreal 74 ll Deschamps y este se pone a jugar con ella haciendo piruetas, hasta que se le cae al suelo. Total el árbitro no se da cuenta, le da su mochila y nos vamos para el vestuario.
El campo era de albero normal para aquella época, peor era el complejo y estaba en la capital. Y cuando el arbitro se dispone a sacar de la mochila las actas, que se hacían por cuautriplicado para encabezarlas y posteriormente rellenarlas, se da cuenta que algo se había derramado. ¡El champú! Se había roto el champú y estaba todo pringado, y como no, las cuatro hojas del acta, inservibles. Mi colega y yo nos miramos, y se nos vino a la mente el pellejazo de la mochila, bien empezábamos.
El delegado pensó en buscar un acta antiguo, borrarlo como pudiera y hacer una copia, total para que iba a hacer cuatro copias si los papeles de carboncillo estaba también manchados. Pero claro hay que ponerse en orden, era Domingo, posiblemente las cuatro de la tarde, y el año 1983, ¿Quién podía tener una fotocopiadora y que estuviera abierto? ¿El Ayuntamiento? Pues eso hicieron buscaron a alguien que le abriera la oficina municipal y allí hicieron la copia que quedó como un churro, pero por lo menos valía.
Comienza el partido y ya se me acabó la prebenda de ser el más novato y coger la delantera visitante, del tirón la local, pero ya eso después de todo como estaba ocurriendo, ya era lo de menos, que salga el sol por Antequera. .
Al poco tiempo mi colega con una peculiar forma de señalar los “orsais” con las rodillas casi flexionadas y pareciendo que iba a poner una banderilla anula una acción de ataque a los visitantes que acaba en gol, del tirón yo veo como los jugadores visitantes le hacen una seña con la palma de la mano esta mirando al cielo y moviéndose de un lado a otro mientras le decía ¡No te vamos dar ná como sigas así!.
Al poco tiempo un contraataque local, el arbitro en el centro del campo, un tiro desde fuera del área bate al portero da en el larguero entra en la portería, bota dentro pero se sale. Yo que lo veo salgo corriendo hacia el centro del campo marcando gol y el árbitro que hace lo propio, pita gol. De pronto los jugadores se arremolinan ante mi, supongo que diciéndome de todo, yo allí mas desamparado que Costas por el partido, el árbitro que me miraba y me pregunta ¿Pérez ha sido Gol?, ¡¡coñooooo!!, que hacía yo en el centro del campo, ¡¡si pisha si!!, a todo esto aun mas encabritados los Gastoreños, hasta que siguió el partido, pero ni recuerdo como se fueron los jugadores de mi vera, ni nada de nada.
Ya todo se me miraba con lupa y los jugadores las miraditas que me echaban eran cuchillos, pero se fue calmando todo, no recuerdo el resultado, lo que si se es que, la ley de Murphy no la tuvo toda consigo, al final lo sigo contando, tenía todo lo posible para que saliese mal, pero al final salimos ilesos y sin la agresión que ya daba yo por hecho.
Pero esa prueba de fuego me valió para saber que el futbol era cosas de gente mayor, y hoy en día no se, pero en aquellos tiempos habían un buen numero de jugadores que dejaban los domingos el azadón u otras cuestiones, para distraerse dándole patadas a un balón. Aunque también se iba a campos más “seguros” como es el caso de la fotografía, que se trata del municipal de La Línea, partido Rvo. Linense, San Roque, el arbitro el ya fallecido Pérez Chamorro y el otro Juez de línea, Navarro Guzmán
Salud y libertad
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