Cuando un político se siente legitimado por las urnas, cuando estas han sido lo suficientemente claras y dándole una mayoría que le permita hacer y deshacer a su antojo y pudiendo con ello hasta cambiar su programa electoral, somos y yo el primero el que denomina esto como dictadura, aunque en este caso legitimada.
Podemos remontarnos al primer gobierno socialista de nuestra democracia, cuando el Presidente González, una vez se hizo con el poder, olvidó una promesa electoral de que el país no iba a pertenecer a la OTAN.
Así como otra decisión unilateral de la mas nombrada y recordada fue el apoyo a la guerra de Irak que dio el gobierno que presidía José María Aznar, que del mismo modo desoyó los clamores populares y las oposiciones políticas para involucrarnos en una guerra, y de la que tuvimos que pagar con victimas ese error presidencialista o gubernamental.
En las políticas autonómicas o municipales ocurren cosas similares, sus diferentes gobiernos avalados por un determinado número de votantes, tienen licencia para hacer y deshacer. En el caso de la autonómica en Cádiz, han logrado paralizar el derribo de un edificio que la administración local tenía previsto derribar, amparado en que el gobierno autonómico socialista tiene el poder sobre algunos temas. Y en el caso municipal nuestra Alcaldesa que es la reina de su casa y solamente le tosen tres o cuatros, a su antojo permite aberraciones como bares de dudoso gusto y oxido a las puertas de la playa de la Caleta o quitar parques públicos para poner restaurantes que gestionan al parecer personas afines, cambiando a su antojo el PGOU.
Estos actos la gente de Cádiz la sabemos y gritamos dictadores a su forma de actuar y proceder, ya pagará el inglés el vino que se bebió. Pero que venga a mi ciudad un mindundi de otra localidad, a decirle a la Alcaldesa Dictadora, “¡pues que se lo diga a su puta madre!”, que en mi casa hay que tener un mínimo de respeto y sobre todo con la máxima representante de la ciudad, su mala gestión se lo reprochamos los gaditanos y sus votantes, los de afuera que vengan solo a disfrutar de Cádiz y de su sol.
Basta ya de defensores populistas de otras latitudes que no se dan cuenta que a las ciudades, regiones o países no se va a insultar, pues luego cuando nos expulsan y nos tachan de non gratos vamos a pedir otra vez que nos amparen los varones y ahora esta vez no hay que mandar a callar es al de turno, es mas ahora tiene motivo para no callarse.
Salud y libertad
Podemos remontarnos al primer gobierno socialista de nuestra democracia, cuando el Presidente González, una vez se hizo con el poder, olvidó una promesa electoral de que el país no iba a pertenecer a la OTAN.
Así como otra decisión unilateral de la mas nombrada y recordada fue el apoyo a la guerra de Irak que dio el gobierno que presidía José María Aznar, que del mismo modo desoyó los clamores populares y las oposiciones políticas para involucrarnos en una guerra, y de la que tuvimos que pagar con victimas ese error presidencialista o gubernamental.
En las políticas autonómicas o municipales ocurren cosas similares, sus diferentes gobiernos avalados por un determinado número de votantes, tienen licencia para hacer y deshacer. En el caso de la autonómica en Cádiz, han logrado paralizar el derribo de un edificio que la administración local tenía previsto derribar, amparado en que el gobierno autonómico socialista tiene el poder sobre algunos temas. Y en el caso municipal nuestra Alcaldesa que es la reina de su casa y solamente le tosen tres o cuatros, a su antojo permite aberraciones como bares de dudoso gusto y oxido a las puertas de la playa de la Caleta o quitar parques públicos para poner restaurantes que gestionan al parecer personas afines, cambiando a su antojo el PGOU.
Estos actos la gente de Cádiz la sabemos y gritamos dictadores a su forma de actuar y proceder, ya pagará el inglés el vino que se bebió. Pero que venga a mi ciudad un mindundi de otra localidad, a decirle a la Alcaldesa Dictadora, “¡pues que se lo diga a su puta madre!”, que en mi casa hay que tener un mínimo de respeto y sobre todo con la máxima representante de la ciudad, su mala gestión se lo reprochamos los gaditanos y sus votantes, los de afuera que vengan solo a disfrutar de Cádiz y de su sol.
Basta ya de defensores populistas de otras latitudes que no se dan cuenta que a las ciudades, regiones o países no se va a insultar, pues luego cuando nos expulsan y nos tachan de non gratos vamos a pedir otra vez que nos amparen los varones y ahora esta vez no hay que mandar a callar es al de turno, es mas ahora tiene motivo para no callarse.
Salud y libertad
2 comentarios:
Hola Paco:
Buenos días, el tema de hoy interesantísimo, y se que vamos a discrepar, pero me gustaría dejarte mi opinión.
Con respecto a Teófila creo que no cabe duda de que ha sido la Alcaldesa que más ha hecho por Cádiz, pero bajo mi punto de vista, yo creo en el Sistema de Alternancia, y creo que un mismo equipo de gobierno no debería de estar en el poder más de dos legislaturas, a todos se les sube el gato a la azotea, y Teo no ha sido menos, y se le han subido en estas últimas elecciones mucho los humos.
Con respecto al segundo tema, no se si te refieres a lo de Luis Herrero, si es así te diré que tu no te puedes hacer una idea de lo que es Venezuela, y te lo digo porque tengo una amiga allí viviendo desde hace 13 años, porque se casó con un marino, tu sabes de las niñas que visitaron los barcos en el muelle. Y este señor es un impresentable, tiene al pueblo arruinado, y está medio loco, y encima hace chanchullos para imponer su idea en las urnas, ¿sabías que una de las enmiendas que ha incluido es que a partir de los cuatro años los hijos no sean potestad de los padres y si del estado venezolano? Es decir, el gobierno dice cómo se les educa y que se les enseña, ¿te parece esto normal?
Así que si ha expresado su opinión, bueno a lo mejor no se tenía que haber metido en camisa de once varas, pero que lleva razón en lo que ha dicho, al menos así lo veo yo.
Y dicho todo esto, verás que no estamos tu y yo tan dispares de criterio.
Un besote de tu amiga-vecina del barrio.
Lo que tengo clarísimo es que las mayorías absolutas son una lacra en la democracia, y sí, hay algo de talante dictatorial y perverso en ese sistema.
salud
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